Las dos posiciones son muy defendibles, pues por un lado está bien que el niño debe ir aprendiendo conforme se va desarrollando, de forma proporcionada para no saturarlo y agobiarlo, y por otro lado al aprender cosas más avanzadas el niño puede desarrollarse más deprisa y obtener mejores resultados en el futuro.
En nuestra opinión el aprendizaje puede acelerarse cuando el niño tiene la capacidad de aprender y de asimilar fácilmente el contenido, aunque no sea acorde con su edad, pero siempre y cuando se este atendiendo a sus capacidades y a su desarrollo, pues cada niño se desarrolla de forma distinta y a una edad diferente. Hay niños y niñas que con una corta edad son capaces de entender y asimilar conocimientos que están “destinados” a unos niños o unas niñas en edad más avanzada, pero hay que tener cuidado porque se les puede enseñar cualquier contenido que no corresponda con su etapa y éstos evidentemente lo aprenderán, pero les supondría un gran esfuerzo, pudiendo hacer que se sientan presionados y estresados. Así que en nuestra opinión el aprendizaje se puede acelerar pero siempre yendo con cautela pues cada niño es un mundo.
Un caso que se da en muchos hogares, es cuando dos hermanos que se llevan pocos años, el más pequeño quiere hacer lo mismo que su hermano, no solo quiere la libertad que el otro tiene sino que quiere tener el mismo nivel educativo. En este caso el niño aprende por iniciativa propia y no por obligación.
En conclusión somos partidarias de que el niño aprenda lo que sus posibilidades le permitan, si necesita conocimiento que se le enseñe más y sino que vaya al nivel de su potencial.